lunes, 6 de mayo de 2013





EL ARTE ESPAÑOL ANTE LA ONU

El Palacio de las Naciones en Ginebra acoge hasta el 15 de mayo la muestra de diez pintores seleccionados para rendir homenaje al muralista José María Sert
Morgan, Besana, López, Maldonado, De Malherbe, Márquez, Ott, Muñoz, Unsain y Salvatierra reúnen sus obras con las del artista invitado, Vicente Verdú

POR MARÍA MORUETA… Ginebra
Tras la huella de José María Sert (1874-1945) y precisamente en la Sala de los Pasos Perdidos, la solemne y monumental galería del Palacio de las Naciones Unidas en Ginebra, se exhibe desde el 30 de abril y hasta el 15 de mayo una muestra de arte contemporáneo español. Diez han sido los autores seleccionados en esta edición, en la que el periodista, escritor y también pintor Vicente Verdú figura como artista invitado.
Porque “lo más parecido a pintar es escribir poemas”, tal como dice Verdú, la poesía concebida en  lienzos y esculturas zigzaguea en una disposición serpenteante por un espacio porticado que enlaza arquitectónicamente el ayer de las Sociedad de Naciones (1919-1946) y el hoy, siempre desafiante, de la ONU.
Si Sert fue el encargado de inmortalizar en la gran sala del Consejo (1935-1936) el valor de la unidad de los pueblos frente al horror de la guerra que ya emponzoñaba España  y Miquel Barceló prendió de color y formas la cúpula de los Derechos Humanos (2007-2008), otros diez artistas ofrecen en esta edición una panorámica de la creatividad con sello hispano. La exposición, organizada  por el Club del Libro en Español, que preside Begoña Peris, en colaboración con la representación permanente de España en la ONU, ha seleccionado obras de los españoles Estrella Márquez, David Maldonado, Ascensión Salvatierra, Teresa Unsain, el hispanoinglés Jorge Morgan, el chileno Luis López, el italiano Amenedo Besana, la francesa Stephanie de Malherbe, el estadounidense Antonio Muñoz y la italosuiza Pamela Ott.  El vínculo España hilvana a todos los pintores y escultores participantes, mientras que la diversidad de sus orígenes enfatiza el carácter internacional de esta muestra, tal como remarcó en el acto de  apertura de la misma la embajadora ante la ONU en Ginebra, Ana María Menéndez. También el canciller Juan Cenzual subrayó el consolidado protagonismo del arte español en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra.
La calidad de lo expuesto ha atraído desde el primer momento el interés de numeroso público, tanto de funcionarios y representantes de la ONU y como de miembros de otros organismos internacionales que trabajan y desfilan cada día por la Sala de los Pasos Perdidos, así como de visitantes no adscritos a las entidades erradicadas en el complejo.
Cada autor aborda un camino diferente y esa pluralidad ha sido uno de los factores determinantes en la selección, a juicio de Isabel Avilés, vicepresidenta del Club. Los paisajes coloristas de Besana o ensoñadores de Maldonado, los collages digitales de Muñoz, los puentes y estaciones de Márquez, las figuras en soledad de Salvatierra, la abstracta realidad de Unsain, las esculturas navegantes de Ott,  los instantes detenidos de Malherbe, los planos abstractos de López, los jardines tridimensionales de Morgan o el color fragmentado de Verdú conforman un espléndido abanico de las artes plásticas actuales.
Sólo un autor combina en esta exposición las dos artes plásticas clásicas, pintura y escultura, y es Jorge Morgan, quien incluso lleva a consumar una simbiosis plena con creaciones en las que los bastidores de sus cuadros se sobreponen para dar una visión tridimensional a su paleta. El elemento central es un jardín hiriente, el de los cactus, representado sobre tabla y en volúmenes forjados en acero. “El cactus es un espléndido símbolo. Un hermoso soldado vegetal que se muestrea inflexible al sol y al viento, un ser en apariencia violento, pero que guarda bajo su piel, que yo revisto de color o de acero, un cuerpo cálido y acuoso, vulnerable como el propio hombre”, señala el pintor para quien la búsqueda de nuevas concepciones en la pintura, en esta ocasión mediante el volumen de sus cuadros entrelazados, no sólo es una clave de originalidad en sus composiciones, sino un anhelo propio de un creador rebelde frente a los cánones.
Morgan confiesa que esta exposición colma el sueño de muchos de artistas como él, y no sólo por la relevancia del escenario escogido y el prestigio de las Naciones Unidas y de los organismos internacionales vinculados a la ONU, “sino por la excepcional oportunidad de mostrar el arte actual español a cientos de personas de todo el mundo, de todos los rincones del planeta que cada día transitan por este soberbio edificio con la titánica labor de preservar la paz a través de la palabra”.